Si se dañan o se enferman la vejiga o las vías urinarias y no se puede orinar normalmente, es necesario efectuar una desviación urinaria. Este procedimiento se denomina urostomía, conducto ileal o vejiga de Bricker.
¿Cómo se realiza una urostomía?
Durante el tipo de cirugía de urostomía más común, llamada conducto ileal, el cirujano toma un segmento de entre 15 y 20 cm del intestino delgado (íleon) y lo convierte en un conducto (o canal) para la orina. El resto del intestino delgado se reconecta para que el intestino funcione de la misma manera que antes de la cirugía. Este proceso es similar al de empalmar una manguera. Los uréteres (conductos que transportan la orina desde cada riñón hasta la vejiga) se separan de la vejiga y se unen a una parte del íleon (intestino delgado). Un extremo del segmento del íleon, que se separa, se cierra y el otro extremo se extrae a través de una abertura en el abdomen (vientre). La parte del íleon que ve en el abdomen se denomina ostoma. El ostoma probablemente sobresalga del abdomen alrededor de 2,5 cm. Aquí es por donde su cuerpo drenará la orina de ahora en adelante.
¿Qué apariencia tiene una urostomía?
Un ostoma saludable es húmedo y de color rojizo o rosado. El ostoma no tiene terminaciones nerviosas, por lo que no produce dolor al tacto. Es normal que el ostoma presente un gran tamaño e hinchazón después de la cirugía; sin embargo, su tamaño se reducirá después de algunas semanas. Es posible que observe leves movimientos en el ostoma. Este es un proceso normal que antes ayudaba a empujar las heces a través del intestino y ahora ayuda a drenar la orina hacia afuera, a la bolsa que está en su abdomen. Al igual que las encías sangran al cepillarse los dientes, el ostoma también sangrará un poco. Sin embargo, si la orina es turbia, sucia, con olor fuerte, con sangre, o si presenta un sangrado constante, póngase en contacto con su médico de inmediato.